Siguiendo con la elaboración sencilla con extracto, cuyo proceso detallado contaba hace unos días, era el turno de embotellar y realizar el cebado para que se produzca la carbonatación en la botella.
La cerveza estuvo en el fermentador, si no recuerdo mal, catorce días. El décimo día añadí 16 gramos de lúpulo Citra en pellets al fermentador a modo de dry-hopping (esto no estaba planificado hacerlo, pero al final me dio por ahí), con ello se busca dar más aroma a lúpulo a la cerveza principalmente. Estuvo en contacto con la cerveza cuatro días y después pasé todo el líquido a una garrafa de agua mineral para meterla en la nevera otros cuatro días. Con esto conseguimos clarificar un poco más y dejar restos de lúpulo y levadura atrás, y como hice dry-hopping vino muy bien, ya que se quedaron bastantes posos en la garrafa antes de embotellar.
Para conseguir el gas necesitamos darle de comer algo a la levadura que queda en suspensión en nuestra cerveza, y para ello utilizamos azúcar blanca (la de toda la vida). Una cantidad normal que suele utilizarse es 6 gramos de azúcar por cada litro de cerveza, algunos les gusta echar menos, otros más, pero recomiendo no pasarse de esa cantidad, especialmente las primeras veces que hagamos cerveza.
1 – Cebado con azúcar blanca (almíbar):
Pesaremos la cantidad adecuada de azúcar y la dejamos en el recipiente. En un cazo herviremos un poco de agua (la suficiente para cubrir el azúcar a añadir) por unos minutos para esterilizarla. Acto seguido disolvemos el azúcar en ese agua y la dejamos enfriar un poco. Lo siguiente es mezclar el almíbar y la cerveza en un recipiente esterilizado (nunca en el fermentador que tiene los restos de levadura).
Yo para este proceso utilizo un bidón con grifo, mezclo las dos cosas, le conecto un trozo de tubo de silicona y comienzo a embotellar. El tubo lo introduzco en cada botella hasta el fondo, para ir llenando poco a poco y con cuidado de no formar espuma. Se llena hasta que la cerveza llegue al borde de la botella, cerramos el grifo y sacamos el tubo. Con este método el nivel suele quedar perfecto, dejando un par de centímetros libres en el cuello de la botella.