Me salto por un día el periodo de descanso veraniego para escribir unas líneas sobre el que para mi ha sido hasta el momento el mejor evento cervecero en el que haya estado hasta la fecha. También es verdad que es el primero internacional al que acudo, pero me da la sensación de que este ha dejado el nivel de exigencia muy alto.
Se celebró en Londres durante el primer fin de semana de agosto en las instalaciones de «Tobacco Dock», un edificio industrial construido en 1811 que se usaba originariamente para el almacén de tabaco, todo de ladrillo, hierro y madera, y con pequeñas «cuevas» de forma abovedada en su parte más baja. Si uno le echa un poco de imaginación y cambia las modernas gorras de hoy en día por las típicas boinas inglesas, se imagina a cualquier miembro de la familia Shelby (Peaky Blinders) saliendo de alguna de sus esquinas…
Pues bien, este recinto se llenó de cerveceras de alto nivel que se presentaban con sus mejores elaboraciones, de todo tipo y para todos los gustos. El festival era en formato «barra libre», pagamos una entrada de 46 libras y tenías cinco horas para probar todo lo que quisieras. El vaso era de unos 30-35cl pero te servían catas de unos 12-15cl aproximadamente, y obviamente podías repetir si te apetecía de tantas cervezas como gustases.