Desde hace ya unas semanas que tengo parado el equipo rudimentario de cerveza casera, los calores no animan a ponerse a elaborar en casa, suerte aquellos que tenéis garajes, jardines y neveras donde fermentar, pero no pasa nada, también viene bien un poco de descanso y así disfrutar de lo elaborado hasta la fecha, si es que os queda algo, claro…
Hoy toca hablar de la que fue la última elaboración, y del experimento posterior. La última cerveza que hice fue una saison, fermentada con levadura OYL-500, una bestia que no hace prisioneros en el mosto, se come lo que le eches. En este caso la densidad final fue de 1001-1000, lo que hace que la cerveza tenga unos 6.2% de grado alcohólico, algo habitual en estos estilos.
La «cerveza base» me gusta mucho, esta levadura tiene un caracter especial, diferente a otras levaduras que he utilizado. Le da un punto ácido, menos fenólica, en aroma me recuerda un poco a algunos vinos blancos (no sabría decir por qué, pero es lo que me recuerda), y en boca es bien seca, como manda el estilo, aunque no por eso falta de cuerpo. Es otra de las características de esta cepa, aun con lo atenuante que es, la cerveza mantiene bien el cuerpo.
Pero no embotellé todo el lote igual, para esta ocasión me había guardado (en la nevera) 1.5 litros de la sour que hice con la levadura Philly Sour semanas antes, con la idea de mezclarlas. Y eso fue lo que hice, en una garrafa añadí la sour y la saison completamente fermentada (70% de saison, 30% de sour, más o menos), y como la sour había quedado en 1008 de densidad, me esperé unos días extra para que la levadura presente en la saison se reactivase, como así ocurrió. Cierto es que me olvidé de volver a medir la densidad pasados estos días, debería haberlo hecho aunque fuese por simple curiosidad.